LAS GRANDES CIUDADES Y LA VIDA INTELECTUAL

Buenos días, buenas tardes, buenas noches amantes de la literatura. 

Hoy os hablaré de un libro de nos acerca al cambio que ha tenido el ser humano dentro del progreso urbanístico. 

Título: Las grandes ciudades y la vida intelectual

Autor: Georg Simmel

Páginas: 78

Editores Hermida

Las grandes ciudades y la vida intelectual es una obra que se enmarca dentro de la sociológica, la psicológica, la filosofía y la antropología. Nos acerca al surgimiento de  las ciudades, aunque más concretamente, a las consecuencias que han padecido los individuos debido a sus transformaciones. 

Al acercarnos a esta lectura, sobre todo debemos ser conscientes de que es un texto de principios del siglo pasado, realizado en un contexto impresionista, aunque muchos conceptos e ideas han perdurado hasta nuestros días. 

La ciudad se articula como una textura muy compleja debido a que en ella coinciden muchas personas, con intereses y actividades de lo más variadas. Esto afecta de diferentes maneras a la psicología del individuo. Por un lado se produce una actitud reservada y desconfiada ante tantos elementos desconocidos, es el modo más frecuente de "socializar" en la gran ciudad,  por otra parte está la apatía y la pérdida de entusiasmo, lo cual está relacionado con el concepto de hastío. Según nos dice Georg Simmel, los niños de ciudad muestran más aburrimiento, en contraposición a los niños de núcleos rurales. Por lo tanto, el autor a una de las conclusiones que llega es que, cuantas más opciones hay, más desinterés tenemos. En sus días, el mundo estaba lleno de estímulos, intereses y formas de emplear la mente desde todas las perspectivas. 

Otra de las conclusiones que se nos aporta es el concepto de objetividad como parte de la cultura contemporánea a Simmel, ya que la objetividad sobre la vida supone distancia, en contraste con la subjetividad. Objetividad que se produce en la gran urbe con desconocidos, todo lo contrario a lo que sucede en pequeños grupos vecinales y familiares. Aunque el aspecto en el que más profundiza el autor, es en el odio por quienes muestran peculiaridad, originalidad o singularidad, en un contexto donde lo habitual es la atrofia del individuo y la uniformidad. De esta fuente es de donde procede el odio a la intelectualidad, convirtiéndose por lo tanto la ciudad, en un escenario de opuestos. 

NIVEL LECTOR

Un libro con un lenguaje filosófico, el cual hay que leer detenidamente para comprender los pensamientos del autor. Recomendable para los amantes de las disciplinas actualmente citadas, sin importar si son especialistas o no en la materia. Una obra ideal para cualquiera que quiera reflexionar sobre el individuo y la historia de la humanidad. 

SINOPSIS (Contraportada)

George Simmel no es un sociólogo decimonónico al uso. A medio camino entre el neokantismo y el vitalismo, tampoco resulta fácil encasillarlo en alguna de las escuelas sociológicas de la época. Quizá la característica que mejor lo defina sea su perplejidad ante el fenómeno social de la gran ciudad, que en el tránsito del siglo XIX al XX acorralaba con cierta violencia al individuo, imponiéndole un estilo de vida tan nuevo como incierto. Simmel influyó en un amplio espectro de filósofos, artistas y sociólogos incipientes como Stefan George, Rainer Maria Rilke, Karl Mannheim, Martin Buber, Lou Andreas-Salomé, Gyorgy Lukács, Ernst Bloch, y en sus amigos contemporáneos Max Weber y Émile Durkheim.

En Las grandes ciudades y la vida intelectual establece una sugerente e ingeniosa oposición entre la gran ciudad, sometida al esquematismo, a la división del tiempo, a la cuantificación monetaria y al control, y el mundo rural, un medio en el que prima la espontaneidad y que representa una fuente de sensaciones inciertas, sentimientos naturales y libertad.

Esta nueva traducción al castellano del ensayo de Simmel es todo un regalo para especialistas y no especialistas en sociología. Su lectura resulta amena y fluida, manteniendo un difícil equilibrio entre la fidelidad al texto original y su tono académico, algo no habitual en los ensayos del gran sociólogo berlinés. Casi un siglo después de su muerte, las preguntas que plantea nos dejan tan perplejos como a sus primeros lectores.