Buenos días, buenas tardes, buenas noches amantes de los libros.
Estoy convencida de que con el libro de hoy, a muchos se os despertarán recuerdos olvidados e incluso esbozaréis tiernas sonrisas. Aunque, si sois demasiado jóvenes para comprender lo que aquí se trata, seguro que si habláis de ello con vuestros padres o abuelos, les alegraréis el día.
Título: Aquellos maravillosos kioscos
Autores: Juan Pedro Ferrer Pujol y Miguel Fernández Martínez
Páginas: 272
Editorial: Edaf
La obra que tenemos en nuestras manos cuenta muchas historias, concretamente las vividas por las niñas y los niños que vivieron en la década de los 60, los 70 e incluso los 80. Esos chavales que conocían las pesetas y podían adquirir todo un mundo de ilusión con unas pocas de ellas. Uno de los protagonistas en esta época era el kiosco de barrio, lugar muy económico en que se podían comprar chucherías, juguetes o libros, entre otras cosas.
Este libro evoca muchos recuerdos entre los lectores. De hecho, podremos sentir una profunda nostalgia e incluso volverán a nuestra mente juguetes o anuncios que ella creía olvidados. El ejemplar es una auténtica máquina del tiempo para todas esas niñas y todos esos niños que comparten un imaginario social común. Sin embargo, aunque es un libro en formato papel y nos habla de momentos en que Internet, los videojuegos y por supuesto los smartphone era inimaginables, está totalmente ligado con las nuevas tecnologías, ya que gracias a los códigos QR podremos ver clips relacionados con la infancia de este periodo.
Me gustaría enumerar algunos de los objetos que podemos encontrar (tal vez desde la subjetiva mirada de una niña de los 80): los populares conguitos, la cámara de resorte, las bolitas de anís, los silbatos, los pita gol, las canicas, los recortables, la muñeca Nancy, los juegos reunidos Geyper, la peonza, el yoyó, las barajas infantiles, los pastelitos Phoskitos, la cantimplora, los palotes y los cuadernos Rubio. ¿Los recordáis?
Igualmente encontraremos conceptos que están presentes en la historia personal de cada uno de nosotros, como son: "el barrio", "el descampado", "los soldados como reyes del kiosco", "los cascos de refresco", "el día de la primera comunión", "la fiesta del barrio"o "el día del Domund". Seguro que también os acordáis del famoso oficio de limpiabotas o de los toros que adornaban nuestro paisaje de la marca Osborne.
Se trata de un libro genial, con el cual podremos pasar un buen rato, y si es en compañía comentando recuerdos, aun mucho mejor.
NIVEL LECTOR
Es una obra cercana y amena, la cual debido a la proximidad con nuestras vivencias personales se lee sola y con gran entusiasmo.
SINOPSIS (Contraportada)
Volver a la infancia... ¿A quién no le gustaría, aunque fuera por un instante, ser otra vez el niño o la niña que fuimos? Tener de nuevo nuestro juguetes, correr por la calle tras un balón con el bocata en la mano y la camiseta por fuera, lleno de chorretes y de costras en las rodillas. Jugar al escondite, voltear estampitas en los portales o darle el biberón a tu muñeca... En definitiva, viajar en el tiempo y ver cómo era nuestro mundo entonces, cuando éramos inocentes y absorbíamos ávidamente la vida, que era aquello que pasaba a nuestro alrededor mientras estábamos ocupados en completar la colección de cromos de turno.
Ven, entra en nuestra máquina de tiempo de papel y vuelve a sentirte como entonces. Échale un vistazo a aquellos juguetes con los que tanto disfrutaste, únete a la pandilla para vivir unas cuantas aventuras de descampados, cole y kioscos y contempla aquellos viejos anuncios que te hacían pegarte a la pantalla embelesado, confeccionando tu lista de los Reyes Magos. Mira cómo era la vida cotidiana cuando éramos pequeños...
Te aseguramos que vas a desempolvar un montón de recuerdos dormidos. ¿Preparado? Bájate a jugar a la calle con nosotros y pídele de paso a tu madre unas cuantas monedas para el kiosco, unas chuches no nos irían mal. ¡Ah!... y ¡no te olvides de la merienda!
Que nostálgico, recuerdo perfectamente todo lo que has mencionado (soy de las que nací por los 70). Sólo por los recuerdos que despierta merece la pena leerlo.
ResponderEliminarGracias por darlo a conocer.
Un saludo
Si, merece mucho la pena :) Gracias por pasarte por el blog.
EliminarUn saludo
hola,
ResponderEliminarmenudo cambio de look, me encanta.
La verdad es que en mi ciudad aun quedan varios kioskos, quizas no tan geniales como los que habia hace veinte o treinta años. Me apunto el libro queme ha llamado mucho la atencion
besotes
Hola, este queda apuntado, ayer mismo comparti via Face unos niños jugando al churro va ¿quien juega ahora a ese juego que tan buenos momentos nos ha dado? nadie, desgraciadamente nadie. Yo soy muy dada a la nostalgia, hay días que solamente oyendo una canción me pongo tonta, y si oigo una de Parchis ya ni te cuento, mis idolos de la infancia, todas sus peliculas me vi en el cine. Que si, que si, que este cae. Gracias y besos.
ResponderEliminarHola! No conocía este libro pero no es nada de mi estilo así que lo dejo pasar. Muchas gracias por la reseña.
ResponderEliminarUn saludo!
Gracias por esta bonita entrada. Celebro que el libro te haya gustado. La verdad es que las reacciones están siendo muy positivas. Si visitáis nuestra página en Facebook (Aquellos Maravillosos Kioscos) podréis estar al tanto de todos los eventos relacionados con el libro (presentaciones, entrevistas, etc.) La presentación más cercana es en Madrid, el próximo Jueves 20, a las 19:30 en Casa del Libro Gran Vía. A la semana siguiente, en Barcelona y Alicante. Un saludo,
ResponderEliminarMIGUEL FERNÁNDEZ
Agradecido por hacerte eco de este libro, cierto es que muchos de los objetos de kioscos que tuvieron éxito perduraron en el tiempo para el disfrute de varias generaciones, eso es la parte que nos une, sin duda. Saludo cordial. Juan Pedro “Akela”
ResponderEliminarBuenas a todos.
ResponderEliminarSoy del 72 y hoy he oído hablar del libro en un conocido programa matinal de radio del gran Juan Luis Cano (Arriba España - M80 Radio) y lo primero que he hecho cuando los niños me lo han permitido es indagar en la web y he visto esta web.
Estoy deseando tenerlo, ya que me crié en el kiosko de mi abuela en Leganés, al lado de un colegio. Os podéis imaginar la cantidad de recuerdos que me traerá y, por supuesto, me ha encantado el título del libro.
Yo recuerdo incluso "despachar" a mis compañeros del cole las chucherías, los flases en verano, los helados al corte, bolsitas de aceitunas a 5 pesetas y vender cigarros sueltos cuando ni siquiera tenía edad para conducir un vespino.
A mi abuela la querían todos los chavales del barrio, aunque tenía un carácter fuerte la "jodía" (lo digo con enorme cariño) y no cerraba ni un solo día del año (nunca tenía vacaciones); en verano con todo abierto y el botijo en el suelo y en invierno con un brasero de carbón. Solamente el título del libro me ha hecho recordar estos bonitos pensamientos.
Cuando lo lea entero me vendrán muchísimos más.
Espero que mis hijos lean el libro cuando sean un poco mayores.
Saludos cordiales a todos.
Muchas gracias por haberte pasado por el blog y por compartir tus experiencias relacionadas con este libro :) Espero nos cuentes más impresiones cuando lo tengas. Un saludo
EliminarAunque soy del 79 en mis tiempos de niñez aun existían los kioskos y los recuerdo con mucha nostalgia, sobre todo porque eran a parte de baratos y la alegría de nosotros porque ir allí significaba comprar chuches por la cercanía que existía tanto en el kiosko como en esos tiempos en que los vecinos se conocían todos a todos y eran como una familia.
ResponderEliminarLa verdad es que molaba esa cercanía.
Muchas gracias por darnos a conocer este libro.
Chispibesitos